DASM Escuela de Apologetica online

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collage de fotos challenge para PROMOVER EN REDES

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Fuego irá delante de Dios, y abrasará
a sus enemigos alrededor (Sal 97, 3)

Fuerte es como la muerte el amor... sus brasas,
brasas de fuego, fuerte llama. Las muchas aguas
no podrán apagar el amor (Cnt 8, 6-7)

(El fuego ardiente del amor es una llama divina. Dios Habla Hoy)

 

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El documento de mayor relieve del magisterio eclesiástico sobre la escatología intermedia es, sin duda alguna, la constitución Benedictus Deus, de Benedicto XII. En él se define que, para las almas de los justos que no tengan nada que purgar, la vida eterna comienza en seguida después de la muerte: Dz. 530; de la misma manera se define que para las almas de aquellos que mueren en pecado mortal actual, la condenación tiene comienzo en seguida después de la muerte: Dz. 531. En el primer miembro es constatable una clara limitación: se trata de las almas de aquellos «en los que no hubo nada de qué purificarse cuando murieron»; si tal hipótesis no se realizara, la posesión de la visión beatífica tendrá lugar para esas almas «cuando, después de la muerte, hayan sido purificadas». Se menciona, pues, una purificación ultraterrena («después de la muerte»): un estado transitorio, distinto de los dos estados definitivos de salvación y condenación, que completa la doctrina sobre la escatología intermedia.

 

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(Tradujo Daniel Cotarelo García)

Supongamos que un amigo o compañero de trabajo viene y le dice:

"La Iglesia Católica tiene esta extensa doctrina del purgatorio, inventada en la Edad Media. La Iglesia incluso solía vender indulgencias para acortar el tiempo que uno pasaría en el purgatorio en un número fijo de días. Esta doctrina se basa en libros que no pertenecen a la Biblia. No hay lugar o región en el más allá para los salvados, excepto el cielo. No hay dolor en el más allá, y en el mismo minuto en que morimos vamos al cielo, como dice Pablo, 'Estar ausente del cuerpo es estar presente con Cristo', orar por las personas en el purgatorio no tiene sentido. Peor aún, contradice la suficiencia de la obra de Cristo. Es completamente antibíblica. Ningún protestante podría creer en ella."

¿Qué diría usted?

 

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1. Como hemos visto en las dos catequesis anteriores, a partir de la opción definitiva por Dios o contra Dios, el hombre se encuentra ante una alternativa: o vive con el Señor en la bienaventuranza eterna, o permanece alejado de su presencia.

 

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1. Como hemos visto en las dos catequesis anteriores, a partir de la opción definitiva por Dios o contra Dios, el hombre se encuentra ante una alternativa: o vive con el Señor en la bienaventuranza eterna, o permanece alejado de su presencia.

Para cuantos se encuentran en la condición de apertura a Dios, pero de un modo imperfecto, el camino hacia la bienaventuranza plena requiere una purificación, que la fe de la Iglesia ilustra mediante la doctrina del «purgatorio» (cf. Catecismo de la Iglesia católica, nn. 1030-1032).

 

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