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INTRODUCCIÓN
1. El Señor Jesús, antes de ascender al cielo, confió a sus discípulos el mandato de anunciar el Evangelio al mundo entero y de bautizar a todas las naciones: « Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado » (Mc 16,15-16); « Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo » (Mt 28,18-20; cf. también Lc 24,46-48; Jn 17,18; 20,21; Hch 1,8).
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Señores cardenales; venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio; amadísimos fieles colaboradores:
1. Me alegra mucho reunirme con vosotros al final de vuestra asamblea plenaria. Deseo expresaros mi agradecimiento y mi aprecio por el trabajo diario que realiza vuestro dicasterio al servicio de la Iglesia para el bien de las almas, en sintonía con el Sucesor de Pedro, primer custodio y defensor del sagrado depósito de la fe.
Doy las gracias al señor cardenal Joseph Ratzinger por los sentimientos que, en nombre de todos, me ha manifestado en sus palabras de saludo y por la exposición que hizo de los temas que han sido objeto de atenta reflexión a lo largo de vuestra asamblea, dedicada en particular a la profundización del problema de la unicidad de Cristo y a la revisión de las normas de los así llamados "delicta graviora".
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No sé quién es el sr. Arias, sus credenciales no me han sido provistas y aparte del escrito recibido (párrafos numerados en itálicas y de color azul) no he leído nada de su autoría que pueda recordar. Examinemos lo que dice, no porque merezca ser examinado, sino para beneficio de los que me han provisto con la ardua tarea de trajinar este mamotreto. Las ideas aquí expuestas por el sr. Arias fueron refutadas en su tiempo por cristianos como San Pablo, San Agustín y otros padres de la Iglesia. Estos quistes reaparecen de vez en cuando y hoy los refutamos de nuevo para aquellos que no han tenido tiempo de leer y meditar la doctrina cristiana recibida de los Apóstoles y los Padres de la Iglesia. Párrafos insertados y numerados son citas del manuscrito del sr. Arias que es citado en su totalidad a lo largo de esta refutación.
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