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A veces se sostiene que existen contradicciones en la Sagrada Escritura, debido a que se presentan versiones o tradiciones distintas -y a veces incluso contrapuestas- sobre un mismo hecho. ¿Como congeniar esta postura con la de inspiración bíblica (que toda la Sagrada Escritura tiene a Dios por Autor principal), y sobretodo con la de inerrancia de la Sagrada Escritura (que esta no es inexacta ni enseña cosas fraudulentas)? Nuestra posición es la siguiente: Antes de afirmar con toda prisa que existen contradicciones, es necesario estudiar en detalle los textos en cuestión, y ver si no es posible lograr armonizarlos o explicarlos de modo que la aparente contradicción se salve. Esa debería ser la labor de un exégeta católico, y esto no implica ningún "a priori" de carácter apologético. Hay que estudiar si la armonización o estudio comparado es posible, y si lo es, explicarlo de tal modo. Muchas veces se tiene una confianza a toda prueba en los estudios exegéticos cuando estos llevan a encontrar problemas en el texto sagrado -que muchas veces quedan irresueltos- y no se la tiene en cambio cuando se trata de estudios que intentan resolver dichos problemas. Esa falta de confianza infundada sí que es un verdadero "a priori".

En el presente artículo, estudiaremos un caso concreto de aparente contradicción en el Antiguo Testamento, y esbozaremos un principio de solución. Queda abierto el campo para el disenso o la polémica, pero en cada caso será necesario presentar los argumentos, como intentamos hacerlo aquí. Hasta pronto y gracias.

 

P. Carlos D. Pereira, IVE

La muerte del gigante Goliat

En la Biblia existen aparentemente dos relatos de la muerte de Goliat, el gigante filisteo de Gat. El primer relato es bien conocido por nosotros. Es la famosa hazaña de David, hijo de Jesé, quien empieza justamente a cobrar fama a partir de la victoria sobre el gigante filisteo. El relato es sumamente colorido y lleno de hermosos detalles, los cuales lo convierten justamente en uno de los pasajes más pintorescos del Antiguo Testamento. Lo encontramos en 1 Samuel 17 y no tiene paralelo en el libro de las Cronicas.

Existe en cambio un segundo relato, muy breve, ya que se trata sólo de una información, en el cual se afirma que un tal Elcaná da muerte a Goliat. Así en 2 Samuel 21,19, donde Elcaná, hijo de "Jaare-Oregim" (literalmente: bosque de los tejedores), betlemita, mata a Goliat, de Gat. Este relato tiene su paralelo en las Crónicas, exactamente en 1 Crónicas 20,5, sólo que esta vez se afirma que Elcaná, hijo de Jaiir (también bosque) da muerte a Lahmi, "hermano de Goliat, el de Gat".

 

Una afirmación común sostiene que existen dos tradiciones de la muerte de Goliat. En realidad, de existir dos tradiciones, habría que explicarlas como insertas en un mismo libro, o sea el segundo de Samuel, ya que si tomamos el paralelo de Crónicas, este podría perfectamente conjugarse con el primer relato de la muerte de Goliat en manos de David. David mató a Goliat, y esto fue un hecho que se comentó por años, debido a sus grandiosas características, y luego Elcaná mató al "hermano de Goliat", al cual se lo presenta como tal para que el público recuerde la gesta gloriosa de David. Todo lector de Crónicas sabe quien es Goliat. En este caso no habría dos tradiciones, sino dos relatos diversos de dos hechos distintos.

 

Que el texto de Crónicas y el de 2 Samuel son paralelos no cabe duda, pues se asemejan muchísimo, y están encuadrados en un mismo contexto. Que el de 2 Samuel 21,19 haya recibido influencias del famoso texto de 1 Samuel 17 (David y Goliat) tampoco parece posible negarlo, pues hay grandes semejanzas. Por ejemplo, en 1 Sam 17,7 se afirma que "el asta de su lanza era como rodillo de tejedor". Lo mismo se afirma en 2 Sam 21,19, aunque con un pequeño problema textual, ya que el término "hets" (asta) se encuentra sustituido por "ets" (leño o tronco), excepto para dos manuscritos, que según la Biblia Hebraica Stuttgartensia estarían bajo la influencia del texto de 1 Samuel. De modo que sea quien sea, el que escribió ese versículo en el segundo libro de Samuel "no podía ignorar la historia de 1 Samuel", y probablemente en parte se inspiró en ella. Si su pretensión hubiese sido colocar otra versión de la muerte de Goliat, "sabría perfectamente que estaba contradiciendo la primera", y sería un caso extraño en la Biblia, que un hagiógrafo haya pretendido "voluntariamente" contradecir a otro, sabiendo ambos que estaban manejando un texto considerado sagrado.

 

El paralelismo entre 2 Sam 21,19 y 1 Crónicas 20,5 es más que evidente. Generalmente se supone que Crónicas tiene ya conocimiento de Samuel, ya que es muy posterior, incluso estilísticamente. En el texto de Crónicas no hay problema textual respecto a "ets" (leño o tronco), como si lo hay en el de 2 Samuel, según hemos visto. Se deberá sin duda a la influencia de 1 Sam, pero teniendo en cuenta el hecho que sólo dos manuscritos han corregido la lectura en base a dicha influencia, permaneciendo el resto tal como se halla en Crónicas, esto nos puede sugerir al menos la posibilidad que el versículo de 2 Samuel dependa también de Crónicas en este sentido; quizás la redacción definitiva de este versículo de Samuel, tal como la tenemos hoy, suponía probablemente el versículo de Crónicas ya redactado. Este dato nos será de sumo interés.

 

Hay otro problema más de texto en 2 Sam 21,19, respecto al término "beGob" ("en Gob", siendo Gob el nombre del lugar donde se desarrollaron las luchas entre los filisteos e Israel). Algunos manuscritos colocan "en Nob" -según aparece sólo tres versículos más arriba, en 2 Sam 21,16- y las versiones griegas presentan "en Rom" o "en Rob". Lo mismo aparece en el versículo anterior (2 Sam 21,18), donde también algunos manuscritos corrigen por "en Nob", y las versiones griegas por "en Geth" o "en Garzel", que es el nombre griego de "Gezer". Curiosamente, en el paralelo de 1 Crónicas 20,4 (que es el versículo anterior al que hemos analizado en dicho libro, y por lo tanto forma parte de su contexto), se lee "en Gezer", sin problemas textuales.

 

Los dos problemas textuales (que no se dan en Crónicas) llevan a suponer que el texto de 2 Sam 21,18-19 parece inseguro, y además "se halla muy probablemente influenciado por el de 1 Crónicas 20, 4-5".

Con respecto al nombre de Elcaná, los dos textos difieren en algo. 2 Sam 21,19 lo presenta como "Ben Yaaré Oregim" ("hijo del bosque de los tejedores"), y a continuación añade "bet halahmi" (o sea, "betlemita"), mientras que 1 Crónicas 20,5 lo presenta como "Ben Yaiir" (hijo del bosque), seguido del objeto directo, especificando que "mató a Lahmi, hermano de Goliat, el gadita". Notemos la semejanza entre "bet halahmi", que significa "betlemita", o sea de Belén, y el nombre "Lahmi", que se da aquí como nombre propio. Lo que queremos afirmar es lo siguiente: En Crónicas no aparece ninguna indicación que Elcaná fuera betlemita sino que mató a Lahmi, "hermano" de Goliat. En 2 Samuel en cambio, mató a Goliat. Pareciera que existe un error en alguno de los dos textos.

 

Tanto la denominación "Ben Yaaré Oregim" como "Ben Yaiir" parecen extrañas como nombres propios. Parecieran más bien nombres que expresan cualidades, más cuando vemos otros dos versículos, uno en 2 Sam 23,24 y otro en 1 Crónicas 11,26, en los cuales se afirma que "Elcaná era hijo de Dodó, de Belén". Es importante hacer notar que estos dos textos últimos "no son paralelos", y si bien el de 2 Sam 23,24 proviene de las últimas andanzas de David y es posterior a lo que estamos tratando, el de 1 Crónicas 11,26 es en cambio anterior, de los comienzos de las andanzas de David. Allí la intención es presentar Elcaná (en una lista donde se presentan treinta laureados de David), y se lo hace con el nombre propio de su padre, como era costumbre; esto es, "hijo de Dodó". El hecho que ambos versículos últimos hagan relación, el uno al inicio de la historia de David como rey, el otro al final de la misma, es una prueba de que nos referimos siempre a un solo "Elcaná", valiente de David, hijo de un padre llamado Dodó, que por otra parte era un nombre común (recurre en 2 Sam 23,9 y 21,15).

 

De modo que ni "Yaaré Oregim" ni "Yaiir" eran nombres del padre de Elcaná. En los dos versículos que hemos mostrado, la intención no parece ser "presentar a Elcaná" (ya presentado), sino dar alguna cualidad. Según la BHS, "Yaiir" es una corrupción de "Yaaré Oregim". Puede ser, pero no necesariamente, ya que "Yaiir" aparece siete veces más en el Antiguo Testamento, siempre con el significado de "incitar, alzarse". De modo que puede significar en Crónicas otra cualidad, como "hijo de la incitación, del alzamiento", no necesariamente "del bosque", y no necesariamente depender de 2 Sam 21,19. De todos modos, tanto si lo llamamos "hijo del bosque de los tejedores" o "hijo de la incitación", siempre estaremos significando cualidades y no nombres propios. Agregar en dicho contexto que era "betlemita" (como lo hace 2 Sam 21,19), no parece tener demasiado sentido.

 

Aquí nos detenemos algo en analizar este nombre de "betlemita" (bethalahmi). En la Biblia semejante término se utiliza sólo para Jesé, el padre de David, en 1 Sam 16,1; 1 Sam 16,18; 1 Sam 17,58. Sólo en 2 Sam 21,19 se aplica a otro que no sea Jesé. En cambio, para otros casos, como el de Dodó -que según dijimos era el nombre verdadero del padre de Elcaná-, se utiliza sólo el término "Bet Lehem" (2 Sam 23,24) o bien "mibet Lehem" (de Belén), en 1 Crónicas 11,26. Y hay también otros casos, en que sólo se presenta con el nombre de Belén y no con el término betlemita, sólo reservado para Jesé. De la forma que se emplea el término "Belén" en 1 Cro 11,26 y 2 Sam 23,24 puede entenderse que no sólo Dodó, sino el mismo Elcaná era betlemita, como parece haberlo sido efectivamente, de modo que el suponer que se lo llama "betlemita" en 2 Sam 21,19 es una suposición natural de hacer, y fácilmente un hagiógrafo pudo haberlo supuesto, no entendiendo bien que se trataba de Lahmi, hermano de Goliat, sino considerando que Elcaná betlemita, hubiese dado muerte realmente a Goliat. Siempre nos queda la duda de por qué este hagiógrafo no advirtió que se estaba repitiendo la historia de la muerte de Goliat. Pudo haber sido un error, o bien al no poseer el nombre propio, lo llamó por el nombre de su hermano, Goliat, cuya historia era ya famosa, y que probablemente se parecía físicamente, ya que los filisteos gigantes parecían ser comunes. En efecto, en 1 Crónicas 20,6-7, después de lo acontecido con Elcaná, se afirma que Jonatán, hermano de David, mató a otro filisteo de gran talla, de Rafá, y en 1 Cro 11,23, Benaya, otro de los valientes de David, mató a un egipcio grande (Rafa está en la frontera con Egipto), cuya "lanza era también como rodillo de tejedor". La otra suposición, pensar que el hagiógrafo de Crónicas confundió el término "betlemita", de por si extraño -nunca aplicado a otro que no sea Jesé-, con un tal nombre "Lahmi", y que además para justificarlo, tuvo que agregar que se trataba de un "hermano" de Goliat, sin haberlo advertido siquiera, parece mucho más remota.

 

En conclusión, nos parece lo siguiente:

1. El texto de 2 Samuel 21,19 (segundo relato de la muerte de Goliat) depende en gran medida del relato conocido de 1 Sam 17 (historia de David y Goliat). Al menos, este último no podía ser ignorado, y en caso que existiese una contradicción (debida a la doble muerte de Goliat), esta "no podría haber pasado inadvertida para el hagiógrafo de 2 Sam 21,19", llamando poderosamente la atención en este caso, que no haya previsto el corregirla.

 

2. El relato de 2 Sam 21,19 tiene su paralelo en 1 Crónicas 20,5. Hay por lo menos dos problemas textuales de 2 Sam que no se encuentran en este segundo texto (además de un tercero que es común a los dos), que nos llevan a pensar, en primer lugar "que el texto de 1 Cro 20,5 es más seguro que el de 2 Sam", y en segundo lugar "que este segundo depende del primero", al menos en cuanto a tener conocimiento del mismo. (Lo cual puede suponer una redacción definitiva posterior).

3. Los nombres del padre de Elcaná en los dos textos analizados son sólo nombres figurativos. El verdadero nombre es Dodó, ya que hay por lo menos otros dos textos que así lo afirman, siendo además dicho nombre un nombre común en la época y lugar. Esto lleva a suponer que otra especificación de tal nombre figurativo en dicho contexto, como decir por ejemplo que era betlemita, parece no ser demasiado coherente con el sentido de dicho versículo.

 

4. Además, la denominación "betlemita" era por lo menos extraña, ya que sólo se aplica en la Biblia a Jesé, padre de David. Y en ayuda de esto, encontramos otros textos en los que a Dodó (y no sólo a él) se lo llama "de Belén", pero nunca betlemita. Esto y el punto anterior (3) llevan a suponer que "betlemita" en 2 Sam 21,19 es un "agregado".

 

5. En 1 Crónicas 20,5 encontramos el nombre Lahmi, "hermano de Goliat", como el que fue realmente muerto por Elcaná. Observemos la similitud con Bet halahmi ("betlemita"). Si hemos supuesto que este segundo es un agregado, posiblemente se trata de un error de copia o de audición. La ausencia en este segundo texto (el de 2 Sam 21,19) de una referencia al "hermano" de Goliat, puede deberse a un intento de armonización o corrección (se carecía del nombre propio).

 

6. Careciendo del nombre propio, se lo pudo haber llamado "Goliat" en referencia a su hermano, cuyas características eran iguales (poseer una lanza cuya asta era como un rodillo de tejedor). Esto es importante, porque "prueba que en el texto de 2 Sam 21,19 se da verdadera inerrancia", aún suponiendo que existió realmente una inexactitud histórica. Pues el "hermano de Goliat pudo haber sido llamado con el nombre de su hermano", ya que se trataba de dos personajes símiles entre si y muy disimiles del resto, y además que "el padre de Elcaná era betlemita", "ya que efectivamente lo era" (hay dos textos independientes que afirman que Dodó era de Belén), sólo que el modo de afirmarlo en 2 Sam no es el correcto ni el usual.


Por todo esto afirmamos que, en nuestra opinión, no se puede hablar de dos tradiciones de la muerte de Goliat, sino sólo de dos hechos independientes: la muerte de Goliat por un lado, y la de su hermano por el otro, en manos de dos personas distintas y en momentos históricos muy distintos. Las características (algunas al menos) de ambos hermanos se parecen, lo cual pudo haber impresionado mucho en la mentalidad israelita, justamente para no olvidar que se trataba "de hermanos".

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